domingo, 26 de febrero de 2012

Te echo de menos.


Son ya casi cuatro años mami. Cuatro años en los que todo ha ido a la velocidad de la luz, a un ritmo vertiginoso. La verdad es que la mayoría de las cosas han cambiado. Quería contarte que ya dentro de nada acabamos el curso, este nuevo curso que cambiará por completo mi vida.
Me encantaría tener la certeza de que cada minuto que pasamos nosotros aquí, estás tú en algún lugar mirándonos, observándonos, ayudándonos a dar cada paso.
Te he necesitado millones de veces y creo que cuanto más pasa el tiempo, más te necesito.  Estoy a punto de cumplir los dieciocho, aunque lo sepas, va a ser otro año, tan distinto y único como los demás.
Quisiera contarte que he encontrado a gente increíble en un tiempo récord, personas que me han ayudado a pasar esto mejor o simplemente de una forma diferente, gente que me quiere por lo que soy y no por cómo soy. Sé que estás muy contenta y quiero darte las gracias porque tengo el presentimiento que si me está yendo todo genial es gracias a ti.
Darte las gracias por haber sido como has sido conmigo toda la vida, por creer en mí, por apoyarme en todo, por ser alguien increíble, algo más que mi madre, mi mejor amiga. Gracias, gracias, gracias. Sé que ya no voy a verte nunca más y créeme muchas veces esa idea me ha matado, pero ahora tengo la seguridad de que bueno, todo hay que aceptarlo y sé que voy a seguir adelante por ti, porque es lo que tú quieres.
Últimamente he estado de muchos bajones pero creo que esa etapa ya ha pasado. Todos los días me acuerdo de ti y me viene a la cabeza la idea de si realmente oyes o lees esto que te escribo o simplemente desapareciste ese 3 de junio. Me gusta creer que estás aquí, muy cerquita, controlándome y a veces castigándome y esa idea me encanta.
Agradecerte mami, todo aquello que me has demostrado en tan poco tiempo pero intenso pasado juntas porque todo esto hace que cada vez que hable de ti, mis palabras se queden cortas y me llene de orgullo al recordarte. Reconocerte que sin todo eso que me contabas tanto bueno como malo, nuestra mutua confianza, no hubiera llegado hasta aquí, porque gracias a esos momentos, esas charlas, esas caminatas, esos desayunos, sigo aquí.
Lo hacías todo con tanto cariño que siempre la gente de tu alrededor  se sentía atraída por todo aquello que tocabas, todo aquello que llenabas de luz y de amor.
Pedirte perdón millones de veces por no haberte sabido apreciar en el momento que lo tenía que haber hecho, por no darte ni la décima parte de los abrazos, los besos, las caricias que te merecías, por haberme encerrado en mi misma y por todos aquellos miles de errores que pasé a tu lado. También pedirte perdón si alguna vez te he hecho daño y por esas palabras que una vez te dije y que nunca en la vida podré borrar de mi memoria.
Te quiero mamá. Te necesito.